Querido Dios, en este momento me dirijo a ti con una petición muy importante en mi corazón y es: la responsabilidad y la sabiduría para que mis hijos puedan tomar buenas decisiones en cada área de sus vidas.
Sé que Tú eres el dueño de todo lo que existe y que has puesto en nuestras manos el don de la libertad para escoger nuestro camino. Sin embargo, también sé que esta libertad implica una gran responsabilidad, pues cada elección que hacemos tiene consecuencias en nuestra vida y en la de los demás.
Es por eso que te pido, Padre celestial, que le ayudes a ser personas responsables, que tomen en serio sus compromisos y que cumplan con sus deberes, tanto en el trabajo como en sus hogares y en su comunidad. Dales la fortaleza para enfrentar los retos que se presenten y la determinación para seguir adelante aunque las cosas parezcan difíciles.
Pero también te pido que le des la sabiduría para tomar buenas decisiones en sus vidas. Sé que no siempre es fácil saber qué es lo correcto, especialmente cuando nos enfrentamos a situaciones nuevas o difíciles. Por eso, te ruego que le ilumines con tu sabiduría y los guíes hacia las elecciones que sean mejores para su vida y para los demás.
Te pido que le des discernimiento para distinguir entre lo que es bueno y lo que es malo, entre lo que es verdadero y lo que es falso, y entre lo que le conviene y lo que no le conviene. Te ruego que le des la humildad para reconocer cuando se equivocan y la valentía para rectificar sus errores.
Además, te pido que le ayudes a confiar en Ti en todo momento. Sé que Tú eres el camino, la verdad y la vida, y que sólo en Ti pueden encontrar la plenitud y la felicidad que buscan. Dale la confianza para poner en tus manos sus decisiones y sus preocupaciones, sabiendo que Tú siempre estás dispuesto a escucharles y a guiarles.
Finalmente, te doy gracias por tu amor y por tu misericordia. Sé que siempre estás dispuesto a perdonarles y a darles una nueva oportunidad, incluso cuando fallan o se desvían del camino que Tú has trazado para ellos. Ayúdales a ser personas que reflejen tu amor y tu bondad, y a tomar decisiones que honren tu nombre y que sean de bendición para los demás.
En el nombre de Jesús, te lo pido. Amén.