Oh Dios, te ruego por las hijos que actúan con arrogancia e intolerancia, para que encuentren la sabiduría y la humildad que les permita reconocer la dignidad de todas las personas y tratarlas con respeto. Ayúdalos a ver que todos somos iguales ante tus ojos, y que el orgullo y la superioridad sólo llevan a la división y al sufrimiento.
Las causas de su arrogancia pueden ser diversas, desde el egoísmo hasta la inseguridad, pasando por la falta de empatía y el miedo al cambio. A menudo, los hijos arrogantes buscan afirmar su posición o su poder, o protegerse de su propia vulnerabilidad. Pero sé que Tú, como Padre amoroso, puedes ayudarles a superar estas barreras y encontrar la paz en la humildad y la compasión.
Te pido, oh Dios, que nos ayudes a todos a tratar a los demás con el amor y el respeto que merecen, y a reconocer nuestra propia necesidad de humildad y compasión. Que podamos unirnos como hermanos y hermanas, en la diversidad y en la paz, para construir un mundo más justo y amoroso. Amén.