Oh Dios, en este momento me siento abrumado por las dificultades de la vida y me doy cuenta de que sin ti no sería capaz de continuar. En ti encuentro mi roca, mi refugio y mi fuerza. Eres mi luz en la oscuridad y mi guía en la incertidumbre.
Cuando mi alma se siente cansada y mi corazón se siente pesado, encuentro consuelo en tu presencia. En ti encuentro la paz que mi corazón anhela y la fortaleza que necesito para enfrentar los desafíos que se presentan ante mí.
Eres mi roca, en quien confío plenamente. Cuando las tormentas de la vida amenazan con derribarme, me aferró a ti con fuerza. Eres mi firmeza en tiempos de incertidumbre, la seguridad en medio de la inseguridad. Sabiendo que puedo confiar en ti, encuentro la fuerza para seguir adelante.
Eres mi refugio, en quien busco protección y consuelo. Cuando siento que el mundo me abruma, me acerco a ti para encontrar descanso. Eres mi lugar seguro en medio de la tempestad, mi abrigo en el frío. Sabiendo que estás conmigo, no temo mal alguno.
Eres mi fuerza, en quien encuentro el poder para perseverar. Cuando me siento débil e incapaz, busco en ti la energía para seguir adelante. Eres mi motivación en medio del desánimo, mi aliento en la fatiga. Sabiendo que puedo contar contigo, me atrevo a enfrentar cualquier desafío.
Dios, eres mi todo. Eres el que me sostiene cuando siento que todo se desmorona. Eres el que me da esperanza cuando el mundo parece desesperado. Eres el que me da paz cuando la ansiedad amenaza con ahogarme.
Que mi vida sea un reflejo de tu amor y tu gracia. Que mi corazón siempre busque refugiarse en ti y encontrar en ti la fortaleza para seguir adelante. Que mi fe en ti nunca vacile, incluso en los momentos más difíciles. Que mi confianza en ti sea inquebrantable, sabiendo que en ti encuentro mi roca, mi refugio y mi fuerza.
Gracias, Dios, por ser mi todo. Amén.