Juan Bautista era un hombre dedicado a Dios y había sido llamado por él para preparar el camino para el Mesías. Vivía en el desierto, orando y ayunando constantemente, y mucha gente acudía a él para recibir su enseñanza y ser bautizada.
Un día, Juan tuvo una visión en la que vio a Jesús y supo que era el Mesías. Sin embargo, tenía algunas dudas y decidió orar para recibir confirmación. Día tras día, Juan oró fervientemente, pidiendo a Dios que le mostrara su voluntad y le asegurara que Jesús era realmente el Mesías.
Finalmente, un día, mientras oraba en el desierto, Juan escuchó una voz celestial que le dijo: "Este es mi Hijo amado, en quien me complazco". Al instante, Juan supo que sus oraciones habían sido contestadas y que Jesús era realmente el Mesías.
Juan se sintió abrumado por el amor y la presencia de Dios, y decidió ir a encontrarse con Jesús para bautizarlo y dar testimonio de él ante el mundo. A partir de ese momento, Juan el bautista se convirtió en un gran predicador y defensor de la fe en Jesús, y muchas personas vinieron a él para escuchar su enseñanza y recibir su bautismo.
¿Has recurrido a la oración para buscar la guía de Dios?
Esta historia nos muestra el poder de la oración y cómo Dios contesta nuestras oraciones y nos muestra su voluntad cuando oramos con fe y perseverancia. También nos muestra la importancia de estar en sintonía con Dios y escuchar su voz a través de la oración y el estudio de la Biblia.