En un día cualquiera, mientras esperaba mi turno en la peluquería, presencié una escena que dejó una profunda impresión en mi corazón. Un pequeño pajarito estaba picoteando un pedazo de pan duro que alguien había dejado caer. En ese momento, una verdad profunda resonó en mi ser: Dios cuida de su creación de formas que a menudo pasan desapercibidas para nosotros.
Observar al pajarito encontrar su comida me recordó la promesa que Dios nos ha dado a través de la fe: Él cuida de nosotros. Como hija de Dios, esa verdad es una fuente de seguridad y consuelo para mí. Puedo descansar en la obra consumada de Cristo y disfrutar de las bendiciones que Dios tiene para mí y mi familia.
Esta experiencia fue un recordatorio poderoso de cómo Dios confirma su palabra a través de su creación. La naturaleza misma nos habla del cuidado amoroso de nuestro Padre celestial, y nos afirma en nuestra fe como hijos de Dios.
En un mundo donde a menudo buscamos seguridad en cosas terrenales como la religión o el gobierno político, esta experiencia me recordó la importancia de poner nuestra confianza en Dios. Él es quien cuida de nosotros, quien nos sostiene en tiempos de prueba y quien nos guía con amor y sabiduría.
Mi deseo es inspirar a otros a poner su confianza en Dios y no en las instituciones humanas. Que podamos aprender a ver la mano de Dios en cada detalle de la vida, y que podamos descansar en su amor y su gracia en todo momento.
Que cada uno de nosotros pueda experimentar la paz y la seguridad que vienen al confiar en Dios, y que podamos vivir cada día con la certeza de que Él cuida de nosotros como un padre amoroso cuida de sus hijos.
- Considerad los cuervos, que ni siembran ni siegan; que ni tienen despensa ni granero, y Dios los alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que las aves?Lucas 12:24